Es fácil llegar, la oficina del Doctor Valentín Fuster, está en el 1190 de la 5ta Avenida de Nueva York. Uno entra al Hospital Mont Sinai y justo la primera puerta a la izquierda lleva al Centro de Salud Cardiovascular que él dirige desde 1994. Desde la ventana de su oficina se podría saludar a cualquier transeúnte, está muy cerca de la calle, toca con sus pies la tierra. Sin embargo, para entrevistarle hay que pedir hora con antelación, en su agenda los pocos espacios libres son en fin de semana o muy tarde en su jornada diaria.
Nuestra cita era a las 6 de la tarde, pero un paciente se interpuso a la puntualidad catalana de este redactor y tuve que esperar. La pasión por el trabajo llena la vida de este hombre, a quién la Fundación Gresol Empresarial de la Catalunya Nova con sede en Reus acaba de conceder el premio Gaudí-Gresol a la notoriedad y excelencia. - “No puedo explicar la excelencia de mi propio trabajo- se disculpó el doctor Fuster, al convidarme a entrar a su oficina- pero de la excelencia en la figura de Gaudí si puedo hablar”.
- Gaudí representa una entidad importante en mi vida. Es el genio del científico, un hombre de gran espiritualidad, y abierto en su manera de crear. Una persona que rompió las reglas de la época y representa a aquellos que han aportado cosas útiles a la sociedad. Fueron años difíciles para Cataluña y España, y a pesar de eso él fue capaz de desarrollar la energía necesaria para vivir y sacar adelante su creatividad, transpirando siempre bondad en su entorno. Me siento muy orgulloso de recibir un premio que lleve su nombre.
Justo ahora los newyorkinos están fascinados con la obra de Gaudí y los modernistas catalanes que se exhibe en el Metropolitan Museo
- Es extraordinaria. Yo la he visto, la han visto colegas americanos y mi señora ¡tres veces! Es una de las exposiciones más importante que ha habido nunca fuera de nuestro país enseñando lo que es Cataluña. Lo que más impresiona es ver cómo en momentos trágicos y difíciles pueden surgir estas genialidades que en cierta manera superan las dificultades del medio. Parece imposible, pero esa es la vida, este grupo de poetas, diseñadores, artesanos, escultores y arquitectos como Gaudí demuestran que muchas veces se compensan las dificultades con grandes creaciones.
Otra manera de vencer los problemas era Hacer las Américas, como hizo usted
- De cierta manera yo no sólo he salido, también he regresado. Me he movido hacia donde había un incentivo para que la productividad que yo pudiera tener saliera adelante. Estar toda la vida en un mismo puesto profesional puede ser importante para algunos, a mí personalmente siempre me ha agradado buscar ideas y conceptos nuevos; por eso me he movido geográficamente. Si me volviera a pasar, haría exactamente lo mismo.
Pero los hombres de empresa de España comienzan a invertir en investigación
- Está comenzando eso, no hay duda. Los empresarios españoles ven que vale la pena invertir porque la economía de un país depende mucho de lo que se destina a investigación y desarrollo. Algunos de ellos lo que están haciendo es retornando lo que han recibido, es como una manera de agradecer las posibilidades que le ha dado el país para llevar adelante su propia empresa. Pero se debe invertir mucho, muchísimo más.
Digamos que la responsabilidad es del gobierno por no incentivar la investigación
- Es fácil criticar España, pero podría poner ejemplos de otros países como Alemania y Francia, que también son difíciles. La inversión científica europea a diferencia de la norteamericana es lenta, es burocratizada y por eso las instituciones a veces se fosilizan y es más fácil no hacer nada que arriesgarse al cambio. Más que criticar, hay que ser creativos, convencer a los demás con nuestras propuestas, ser apasionados. La empresa privada española comienza a poner dinero en investigación, eso demuestra que algo está pasando y eso es positivo.
¿Invertiremos en investigación tanto como los norteamericanos?
Es difícil imitar otros modelos. En Estados Unidos se pide mucho dinero para diferentes causas, pero uno debe saber hacia dónde dirigir la ayuda. Uno puede ser caritativo, pero debe saber escoger la causa más adecuada. En mi opinión para España la mejor opción es invertir en gente joven, en el talento del futuro, y asegurarnos que la investigación sea una prioridad cultural, ahora no lo es. Existen barreras que limitan esta prioridad y esa es la base.
Entonces es mejor el modelo norteamericano de investigación
Estados Unidos es una nación caracterizada por la creatividad. Es un país nuevo, forjado por gente de fuera que llega con el incentivo de aportar o inventar algo. Si creas siempre hay alguien que te da una mano para seguir adelante, esa es la cultura americana. Pero también es muy duro, si tu productividad no está al máximo desapareces. Puedes estar en la cúspide recibiendo todo el apoyo y un buen día, te pones enfermo o tu productividad baja por otras razones y eso te eclipsa. Hay dos vertientes: una fantástica, de ayuda que me ha llevado a estar tantos años aquí, pero también hay la otra, la de esa especie de temor a ser muy vulnerable.
A pesar de la cara amarga del Made in USA, muchos jóvenes españoles prefieren investigar fuera de España.
Es cierto que marchan, pero creo que ahora la gente regresará. Hace 15 años hubiéramos visto España de una manera diferente, ahora la gente se va, pero muchos tienen ganas de regresar de nuevo. Saben que ahora hay más opciones, otras posibilidades que no había antes. Lo estoy viendo en el Instituto que tenemos en Madrid. Hay cierto interés de gente que se está formando muy bien fuera que desea retornar al país; pero eso no cambia de la noche al día, es un proceso lento.
¿Cómo participa en la captación de nuevos talentos para sus equipos?
- Lo hago porque tal vez conservo la energía, la creatividad, y el optimismo necesario para trasmitir mis experiencias a gente joven. Cuando uno tiene una pasión, todo lo demás es cosmético. Cuando en nuestras decisiones comienzan a intervenir factores que no forman parte de la pasión profesional, aparecen los problemas. Si la ciudad es cara te vas a vivir fuera de la ciudad y trabajas en ella, eso no puede ser una razón para no investigar. Estamos dando trabajo a gente joven en Nueva York que ha destacado en sus primeros años como investigadores, y los atraemos a pesar de ser una ciudad cara. El incentivo es la pasión que tienen por investigar.
Y podemos decir que su pasión personal más joven está en Madrid: El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC)
- Es de toda España. El CNIC es un catalizador de las investigaciones que se realizan en todo el país, y tiene la misión concreta de descubrir la gente joven que nunca ha tenido la oportunidad de investigar. El Centro realiza su propia investigación y coordinará, en breve tiempo, equipos externos que realizarán proyectos para intentar responder una pregunta concreta. Nuestro centro de Madrid está vinculado al hospital Mont Sinai de NY, pero también a las universidades John Hopkins y Yale en Estados Unidos, y a las de Maastrick y Londres en Europa. Será una red internacional de investigadores, que para estar bien diseñada todavía necesita tiempo. Sólo llevamos un año trabajando y la productividad será evidente de aquí a cuatro o cinco años.
Le veo enamorado de su obra
- Es un proyecto muy dinámico. Difícil en sus inicios porque uno debe romper con cierta rigidez, pero es bueno porque se comienza a escuchar la voz de los científicos. Es una estructura donde participan empresarios que dan dinero y científicos, pero en este sistema cada parte tiene una misión y los investigadores no están para apoyar el sistema, sino al contrario: es el sistema quien debe apoyar a los investigadores. Los unos necesitamos de los otros, y lo que hay que intentar es eliminar barreras, sobretodo las culturales. para que la investigación entre a España como un elemento de futuro.
(Le interrumpo, admirado) ¡Usted no para! Y sigue luchando
- Creo que es una cosa genética, me siento bien física y mentalmente para llevar adelante todos mis proyectos. Si uno además ha tenido suerte en la vida, no sin esfuerzo –matiza con modestia-está obligado a hacer algo. Estoy ilusionado por la generación que viene, más que por la mía. He luchado mucho para ver que las cosas cambien en España, y si se sigue este camino actual será entonces posible crear una cultura y una generación que sea el futuro de los investigadores. Es un proyecto de esfuerzo.
El doctor Fuster tomó la palabra. Me contó que es amigo de su hijo Pau Fuster, le gusta su música. Y a mí terminó entrevistándome ¿Qué hago en Nueva York? ¿Cómo me va? Quería saber que podía aportar “quizás” para incorporarme a uno de sus proyectos. Creo que por eso Reus lo premia, es excelente ayudando a los demás.
Diagnóstico del corazón by Valentí Fuster
El corazón es muy fuerte. Todavía debo intentar entender cómo funciona. Bombea cada segundo durante años y los físicos todavía no han podido explicar este milagro. Es un órgano humano que funciona como una máquina, pero no necesita gasolina, ni revisión cada cuatro días como los aviones. Sea uno partidario de la teoría Evolucionista o No, el corazón es un gran misterio de la biología. No conozco ningún invento creado por el hombre, ni siquiera los sistemas más perfectos de computación del siglo XXI se acercan a las funciones del corazón.
No podremos controlar el corazón, como mucho repararlo. La enfermedad cardiaca es adquirida, es una dolencia de la sociedad económicamente acomodada. No hay dudas de que existe un componente genético, no todo el que fuma o tiene el colesterol alto desarrolla la enfermedad, pero es típica del mundo moderno, del sedentarismo, de los malos hábitos alimenticios. Todo eso crea un conglomerado de factores que le fallan al corazón. El ordenador sólo podrá reparar el corazón transitoriamente.
La tecnología ha experimentado una progresión geométrica, pero si hiciera un balance en perspectiva de todos los años que tengo de investigador le diría que sabemos muy poco del corazón. No atemorizo a los pacientes al decir esto, puedo asegurar que los sabemos tratar bien… pero la biología íntima la conocemos poco. A veces me molesta la arrogancia con la que se presenta la ciencia, cuando en realidad lo que conocemos es sólo la superficie para ir tapando huecos, es eso que lo sabemos hacer muy bien.
Se ha caído en el error de prohibir y prohibir continuamente lo que no se debe comer; sin embargo no se ha dado importancia a lo que uno debe comer, que es más importante. No me toca hacer a mí hacer marqueting de los fruto secos, del aceite de oliva o del vino (cosas que, por cierto, en Reus saben producir muy bien), pero sí debemos entrar en una visión diferente de la salud, debemos promoverla y enseñar a hacer las cosas bien, más que estar prohibiendo. A eso me estoy dedicando mucho últimamente, escribiendo, dando conferencias porque en la sociedad actual en que hacemos tantas cosas mal, la solución no está en prohibir sino en dar soluciones, en dar optimismo, en aprender el valor que tiene la vida. Debemos aprovechar lo poco que tenemos para dar y hacer una sociedad mejor.
Reus en el imaginario del Dr. Fuster
“Reus es Cataluña. Este homenaje viene de una organización empresarial muy conocida y el hecho que tus compañeros, los ciudadanos del país donde haz nacido te premian, eso es un motivo de orgullo. Hice las milicias universitarias en el campamento Los Castillejos, pero no me agradaría equiparar la zona con esa etapa de mi vida. Me gusta Reus porque tiene algo que me atrae, el alma de la parte rural y la efectividad para producir bien lo que hacen. A mí me recuerda al Japón, efectivos para crear pero con espiritualidad, como si buscaran algo más allá.
El corazón es muy fuerte. Todavía debo intentar entender cómo funciona. Bombea cada segundo durante años y los físicos todavía no han podido explicar este milagro. Es un órgano humano que funciona como una máquina, pero no necesita gasolina, ni revisión cada cuatro días como los aviones. Sea uno partidario de la teoría Evolucionista o No, el corazón es un gran misterio de la biología. No conozco ningún invento creado por el hombre, ni siquiera los sistemas más perfectos de computación del siglo XXI se acercan a las funciones del corazón.
No podremos controlar el corazón, como mucho repararlo. La enfermedad cardiaca es adquirida, es una dolencia de la sociedad económicamente acomodada. No hay dudas de que existe un componente genético, no todo el que fuma o tiene el colesterol alto desarrolla la enfermedad, pero es típica del mundo moderno, del sedentarismo, de los malos hábitos alimenticios. Todo eso crea un conglomerado de factores que le fallan al corazón. El ordenador sólo podrá reparar el corazón transitoriamente.
La tecnología ha experimentado una progresión geométrica, pero si hiciera un balance en perspectiva de todos los años que tengo de investigador le diría que sabemos muy poco del corazón. No atemorizo a los pacientes al decir esto, puedo asegurar que los sabemos tratar bien… pero la biología íntima la conocemos poco. A veces me molesta la arrogancia con la que se presenta la ciencia, cuando en realidad lo que conocemos es sólo la superficie para ir tapando huecos, es eso que lo sabemos hacer muy bien.
Se ha caído en el error de prohibir y prohibir continuamente lo que no se debe comer; sin embargo no se ha dado importancia a lo que uno debe comer, que es más importante. No me toca hacer a mí hacer marqueting de los fruto secos, del aceite de oliva o del vino (cosas que, por cierto, en Reus saben producir muy bien), pero sí debemos entrar en una visión diferente de la salud, debemos promoverla y enseñar a hacer las cosas bien, más que estar prohibiendo. A eso me estoy dedicando mucho últimamente, escribiendo, dando conferencias porque en la sociedad actual en que hacemos tantas cosas mal, la solución no está en prohibir sino en dar soluciones, en dar optimismo, en aprender el valor que tiene la vida. Debemos aprovechar lo poco que tenemos para dar y hacer una sociedad mejor.
Reus en el imaginario del Dr. Fuster
“Reus es Cataluña. Este homenaje viene de una organización empresarial muy conocida y el hecho que tus compañeros, los ciudadanos del país donde haz nacido te premian, eso es un motivo de orgullo. Hice las milicias universitarias en el campamento Los Castillejos, pero no me agradaría equiparar la zona con esa etapa de mi vida. Me gusta Reus porque tiene algo que me atrae, el alma de la parte rural y la efectividad para producir bien lo que hacen. A mí me recuerda al Japón, efectivos para crear pero con espiritualidad, como si buscaran algo más allá.