Texto y Fotografías Dani Silva
Fotos de la ofensiva en el río Ebre, imágenes de la despedida popular que ofreció la ciudad de Barcelona a las brigadas internacionales en octubre de 1938, pero sobretodo material gráfico, correspondencia y objetos que recuerdan las acciones de los newyorkinos para ayudar a la República estructuran la exposición: Facing Fascism: Nueva York y la Guerra Civil Española que estará abierta hasta el 12 de agosto en el Museo de la Ciudad newyorkina.
Esta muestra no es casual. Sus organizadores desean rescatar unos hechos de la historia norteamericana que a menudo se pasan por alto. Muchos recuerdan que el gobierno de Washington se declaró neutral durante la guerra civil española, sin embargo en esos mismos momentos miles de habitantes de la ciudad de Nueva York se opusieron a la política de neutralidad y ayudaron, hasta con sus propias vidas, al bando republicano.
La intención de este despliegue, que también incluye el vídeo documental y el sonido de programas radiales de la época, no es la nostalgia, más bien lo contrario. Facing Fascism (Enfrentando al fascismo) desea que nos preguntemos: ¿Cuándo está justificado intervenir en un conflicto? ¿Es necesario hacerlo? El espectador actual después de ver lo expuesto, sale del museo pensando en respuestas para conflictos, como el de Iraq o Darfur.
Esta muestra no es casual. Sus organizadores desean rescatar unos hechos de la historia norteamericana que a menudo se pasan por alto. Muchos recuerdan que el gobierno de Washington se declaró neutral durante la guerra civil española, sin embargo en esos mismos momentos miles de habitantes de la ciudad de Nueva York se opusieron a la política de neutralidad y ayudaron, hasta con sus propias vidas, al bando republicano.
La intención de este despliegue, que también incluye el vídeo documental y el sonido de programas radiales de la época, no es la nostalgia, más bien lo contrario. Facing Fascism (Enfrentando al fascismo) desea que nos preguntemos: ¿Cuándo está justificado intervenir en un conflicto? ¿Es necesario hacerlo? El espectador actual después de ver lo expuesto, sale del museo pensando en respuestas para conflictos, como el de Iraq o Darfur.
Cerca de mil newyorkinos fueron brigadistas internacionales
En los años treinta, así lo explican los expositores, los newyorkinos a pesar de recién salir de la Gran Depresión económica se fijaron en un conflicto donde un gobierno de izquierdas, elegido democráticamente, tuvo que enfrentar la insurgencia de la oposición de derechas apoyada por Hitler y Mussolini. La gran manzana se convirtió en el centro de reclutamiento nacional de voluntarios para ir a España, y de los 2800 miembros que tuvo la brigada Abrahan Lincold, casi mil eran de la ciudad.
Los hechos no son contados para un discurso, más bien se apela a las anécdotas personales, a las acciones de determinado grupo de obreros, estudiantes o asociaciones de mujeres. La camisa de Evelyn Hutchin, una de las dos únicas mujeres que formó el contingente americano, nos recuerda que su misión era conducir un camión de suministros en el frente. Playbill, la revista que todavía hoy promociona los espectáculos de Hollywood, anunciaba en esa época el show Golden Boy de Clifford Odets para recaurdar fondos para la causa republicana.
En los años treinta, así lo explican los expositores, los newyorkinos a pesar de recién salir de la Gran Depresión económica se fijaron en un conflicto donde un gobierno de izquierdas, elegido democráticamente, tuvo que enfrentar la insurgencia de la oposición de derechas apoyada por Hitler y Mussolini. La gran manzana se convirtió en el centro de reclutamiento nacional de voluntarios para ir a España, y de los 2800 miembros que tuvo la brigada Abrahan Lincold, casi mil eran de la ciudad.
Los hechos no son contados para un discurso, más bien se apela a las anécdotas personales, a las acciones de determinado grupo de obreros, estudiantes o asociaciones de mujeres. La camisa de Evelyn Hutchin, una de las dos únicas mujeres que formó el contingente americano, nos recuerda que su misión era conducir un camión de suministros en el frente. Playbill, la revista que todavía hoy promociona los espectáculos de Hollywood, anunciaba en esa época el show Golden Boy de Clifford Odets para recaurdar fondos para la causa republicana.
Se refrescan hechos conocidos, creaciones artísticas inspiradas en la Guerra Civil española. Hemingway escribió en 1937 su única obra de teatro “La quinta columna” y ese mismo año la bailarina Martha Graham coreografió “Deep Song” después de haber rechazado bailar en el programa cultural de los juegos Olímpicos de Berlín del 36. Este punto permite recordar que la ciudad de Nueva York llegó a organizar un equipo de atletas para participar en la Olimpiada Popular de Barcelona en julio de 1936. Es posible ver parte del uniforme deportivo y el telegrama de felicitación a los deportistas escrito por el alcalde de entonces Fiorello LaGuardia. O el abanico que un brigadista envió desde a España a su novia.
Nueva York, como España, estuvo dividido…
Este proyecto de colaboración que implica al museo de la ciudad de Nueva York, los archivos de la brigada Abraham Lincoln, el Instituto Cervantes y la biblioteca universitaria Tamiment expone todos los sentimientos y contradicciones que vivieron los newyorkinos al fijarse en la Guerra Civil española. El mismo alcalde LaGuardia que felicitaba a quienes hicieron boicot a las Olimpiadas de Berlín y criticaba en público a Hitler, nunca alzó su voz contra Mussolini porque eso hubiera encendido los ánimos de la vasta comunidad de anarquistas italianos que se contaban entre sus electores.
Las mayores simpatías con la República se generaron entre los judíos, los estudiantes universitarios, la comunidad afro-americana y los inmigrantes europeos que habían llegado a la ciudad con una gran tradición ideológica de izquierdas. Se publicaban folletos con imágenes del bombardeo de Barcelona y la población se conmovió al ver en los cines las primeras imágenes tomadas por Robert Capa en España donde la saturación de bombas aéreas multiplicaba la muerte entre la población civil.
Otros en Nueva York, y entre ellos se contaban muchos inmigrantes hispanos, temían por la suerte de sus familias o criticaban las acciones que en contra de la iglesia católica habían realizado sectores republicanos. Washington, al igual que Londres y París apelaron a la neutralidad por el temor a la influencia comunista que llegaba de Moscú, una guerra que el periódico controlado por Randolph Hearst The Journal American describió como “Terrible, pero necesaria”. Y uno dice: Una guerra es terrible, pero ¿es necesaria?
Apunte:
Esta exposición no se pierde en la alta política, en su contenido predominan las experiencias humanas y uno descubre hechos que los propios norteamericanos tardaron medio siglo en “notar”: El capitán Oliver Law, quién fue comandante de la Brigada Abrahan Lincold fue el primer negro en la historia de los Estados Unidos en dirigir una unidad militar integrada por americanos de todas las razas. Fue reconocido como tal el 24 de abril de 1988. Entre las colectas que se hicieron se recogieron miles de cajetillas de cigarrillos para los brigadistas. Eso hoy sería políticamente incorrecto, de la misma forma se diría afroamericano al hablar de alguien de raza negra.
Este proyecto de colaboración que implica al museo de la ciudad de Nueva York, los archivos de la brigada Abraham Lincoln, el Instituto Cervantes y la biblioteca universitaria Tamiment expone todos los sentimientos y contradicciones que vivieron los newyorkinos al fijarse en la Guerra Civil española. El mismo alcalde LaGuardia que felicitaba a quienes hicieron boicot a las Olimpiadas de Berlín y criticaba en público a Hitler, nunca alzó su voz contra Mussolini porque eso hubiera encendido los ánimos de la vasta comunidad de anarquistas italianos que se contaban entre sus electores.
Las mayores simpatías con la República se generaron entre los judíos, los estudiantes universitarios, la comunidad afro-americana y los inmigrantes europeos que habían llegado a la ciudad con una gran tradición ideológica de izquierdas. Se publicaban folletos con imágenes del bombardeo de Barcelona y la población se conmovió al ver en los cines las primeras imágenes tomadas por Robert Capa en España donde la saturación de bombas aéreas multiplicaba la muerte entre la población civil.
Otros en Nueva York, y entre ellos se contaban muchos inmigrantes hispanos, temían por la suerte de sus familias o criticaban las acciones que en contra de la iglesia católica habían realizado sectores republicanos. Washington, al igual que Londres y París apelaron a la neutralidad por el temor a la influencia comunista que llegaba de Moscú, una guerra que el periódico controlado por Randolph Hearst The Journal American describió como “Terrible, pero necesaria”. Y uno dice: Una guerra es terrible, pero ¿es necesaria?
Apunte:
Esta exposición no se pierde en la alta política, en su contenido predominan las experiencias humanas y uno descubre hechos que los propios norteamericanos tardaron medio siglo en “notar”: El capitán Oliver Law, quién fue comandante de la Brigada Abrahan Lincold fue el primer negro en la historia de los Estados Unidos en dirigir una unidad militar integrada por americanos de todas las razas. Fue reconocido como tal el 24 de abril de 1988. Entre las colectas que se hicieron se recogieron miles de cajetillas de cigarrillos para los brigadistas. Eso hoy sería políticamente incorrecto, de la misma forma se diría afroamericano al hablar de alguien de raza negra.
Guía Práctica:
El libro de la exposición puede comprarse entrando en contacto con la tienda del museo en el teléfono 1-212-534-1672, o visitando la página web http://www.mcny.org, clicando “the Museum Shop” o via e-mail escribiendo a shop@mcny.org
El Museo de la Ciudad de Nueva York está en la Quinta avenida a la altura de la calle 103, en el lado Este del Parque Central. El día que visite Harlem póngalo en su agenda, es un buen complemento.
El libro de la exposición puede comprarse entrando en contacto con la tienda del museo en el teléfono 1-212-534-1672, o visitando la página web http://www.mcny.org, clicando “the Museum Shop” o via e-mail escribiendo a shop@mcny.org
El Museo de la Ciudad de Nueva York está en la Quinta avenida a la altura de la calle 103, en el lado Este del Parque Central. El día que visite Harlem póngalo en su agenda, es un buen complemento.
Galería Fotográfica.
El brigadista Bob Steck estuvo preso en las cárceles franquistas. Sus amigos alquilaron un avión para colgar una pancarta y pedir su excarcelación. Playa de Coney Island, 4 de Julio de 1938.
Manifestación de bienvenida a los miembros de la brigada de Abrahan Lincoln cuando regresaron a Nueva York en 1938.
El brigadista Bob Steck estuvo preso en las cárceles franquistas. Sus amigos alquilaron un avión para colgar una pancarta y pedir su excarcelación. Playa de Coney Island, 4 de Julio de 1938.
Manifestación de bienvenida a los miembros de la brigada de Abrahan Lincoln cuando regresaron a Nueva York en 1938.
La actríz Dorothy Parker y el actor Dickie Van Patten siendo niño. Dorothy se declaró comunista, si militare n el partido y apoyó abiertamente la causa Republicana
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